Economía

Juncker advierte a los euroescépticos británicos: es el único acuerdo posible

  • Los líderes europeos bendicen los términos del 'divorcio'
Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea.

Casi dos años y medio después de que los británicos votaran a favor de abandonar la Unión Europea (UE), el bloque comunitario y el Reino Unido consiguieron sellar el acuerdo para minimizar el impacto de la primera salida de un Estado miembro. Los líderes europeos dieron su visto bueno al "mejor acuerdo posible, el único posible", en palabras del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, tras salvar la amenaza de veto español. Nuestro país consiguió garantías para que la futura asociación que deberán perfilar la Unión y el Reino Unido en los próximos meses se aplique a Gibraltar tan solo con su consentimiento.

La oposición española de última hora a los términos del divorcio alcanzado entre los equipos negociadores Bruselas y Londres estuvo a punto de hundir una cumbre que finalmente fue de las más breves que se recuerdan, cerrándose en apenas un par de horas.

"Es un día histórico", comentó a su llegada la canciller alemana, Angela Merkel. "Es trágico que el Reino Unido abandone la UE", añadió.

Los 27 jefes de Estado y de Gobierno de la UE dieron finalmente su bendición a las 585 páginas en las que se establecen los términos del divorcio entre la UE y el Reino Unido tras 45 años de relación, cuando las islas corten amarras con el club europeo el próximo 29 de marzo. Además, también apoyaron las otras 26 páginas que fijan el marco para negociar hasta diciembre de 2020, aunque extendible, la futura relación entre la UE y Londres.

Sánchez, satisfecho

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se mostró satisfecho con la triple garantía ofrecida por sus socios europeos respecto a Gibraltar. "Estamos en una posición de fortaleza como nunca hemos estado en estas décadas de pertenencia a la UE para poder negociar la cuestión de Gibraltar con el Reino Unido", remarcó a los periodistas tras la cumbre.

Tras una intensa ronda negociadora la semana pasada pilotada en Bruselas por el secretario de Estado para Asuntos Europeos, Marco Aguiriano, con contactos telefónicos entre la Comisión y Sánchez, de visita en Cuba a finales de la pasada semana, los 27 Estados miembros confirmaron a España por escrito que el polémico artículo 184 del acuerdo de salida "no impone obligaciones" sobre el territorio abarcado por la futura relación. Además, una segunda declaración dejó en negro sobre blanco que Gibraltar no quedará incluida en la futura asociación entre la UE y el Reino Unido, aunque pueda haber futuros acuerdos entre la UE y Gibraltar sobre los que España deberá dar su consentimiento.

Ambos puntos quedaron incluidos como declaraciones para el registro del Consejo Europeo. Ya fueron mencionados en una carta de Juncker y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ofrecida este sábado como una primera garantía a España para que levantara su amenaza de veto.

Aclaraciones

De esta manera, el Gobierno consideró que se aclaró el artículo 184, el cual hizo sonar las alarmas en Madrid a mediados de la semana pasada al interpretarse que la futura relación entre la UE y el Reino Unido también incluía a Gibraltar. España, que siempre ha considerado el Peñón como una colonia británica y no parte del territorio británico, perdía así el derecho de veto que le habían garantizado sus socios europeos cuando arrancaron las negociaciones del Brexit en marzo de 2017.

Sánchez incluso se aventuró a decir ayer que, cuando Madrid y Londres discutan en un futuro la aplicación de la nueva relación entre la UE y el Reino Unido en el contestado territorio, se podrá "hablar de todo", incluyendo la soberanía de Gibraltar. "Con el Brexit perdemos todos, pero en Gibraltar, España gana, y gana Europa," declaró triunfante.

Sin embargo, España apuntaba más alto cuando se atrincheró la pasada semana, en un gesto con la mirada puesta en las elecciones andaluzas de este domingo. El Gobierno quería modificar el acuerdo de salida, una opción rechazada de plano por el Ejecutivo comunitario dado que no quería abrir el texto para que las capitales enredaran con un texto atado con pinzas.

Más aún cuando había provocado dudas en otros países como Francia, Holanda o Dinamarca. Finalmente estos gobiernos también consiguieron incorporar en una declaración añadida al registro ciertas garantías respecto a los derechos de pesca en aguas británicas al negociar la futura asociación, uno de los temas más sensibles de los últimos días.

Nuestro país consigue una garantía con un innegable valor político en el asunto de Gibraltar. Sin embargo, no tiene el peso jurídico que tendría una inclusión en el Tratado de salida, lo que le resta fuerza en un asunto tan controvertido como el del Peñón ante la Justicia Europea. Tampoco consiguió la mención a la que aspiraba en la declaración sobre la futura relación.

Voto parlamentario

Pero antes de pensar en la nueva relación, el Brexit ordenado debe salvar otra importante bola de partido, la definitiva. El acuerdo del divorcio debe ser aprobado por el Parlamento británico y la Eurocámara. Y los diputados británicos van a hacer sudar a la primera ministra británica, Theresa May, para reunir el apoyo suficiente, sobre todo entre los suyos. El ala euroescéptica de los conservadores británicos acusan a su jefa de filas de haber traicionado el resultado del referendum, al considerar que la solución provisional encontrada para evitar la frontera norirlandesa les mantiene atrapados en la legislación comunitaria al extender la unión aduanera. Los añadidos de última hora sobre Gibraltar o la pesca en el paquete final solo sirvieron para calentar más los ánimos de sus críticos.

Aunque inflexible durante toda la negociación, el equipo negociador europeo liderado por el francés Michel Barnier abrió ligeramente la mano al final consciente de las dificultades que tiene May en su propia casa, y de lo que todos se jugaban con ella.

Juncker, lanzó un mensaje directo a los conservadores británicos al advertirles que se trata del "mejor acuerdo" para su país y para Europa, "el único posible". "Aquellos que piensan que rechazando el acuerdo podrían conseguir uno mejor se defraudarán a los pocos segundos de tumbarlo", avisó.

Los británicos ya rechazaron precisamente en el referéndum de junio de 2016 las concesiones que el Gobierno de David Cameron había arañado a sus socios para evitar la salida.

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